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Las negociaciones y maniobras derivadas de la decisión, comunicada en agosto por los partícipes no gestores de la sociedad Pepe Jeans, de poner en venta sus respectivos paquetes accionariales, discurrieron muy discretamente durante el otoño, de modo que los primeros datos solventes que se conocieron empezaron a circular dentro del año 2015.

Se precisaron mejor, después de algunos ajustes, las implicaciones de los diversos vendedores: el fondo Torreal, brazo inversor del financiero Juan Abelló, vendía el 31% del capital; Artá Capital, sociedad gestora de la Corporación Financiera Alba, un 16,4%; y L Capital, sociedad del grupo francés LVMH especializada en marcas de lujo, un 11,5%. Por tanto, sumaban un 58,9% del capital, la totalidad de las participaciones respectivas. Diversos accionistas minoritarios tenían un 11,1%, supuestamente añadible a la fórmula ganadora, la que fuere, redondeando un 70%. Y se confirmaba el mantenimiento del dúo gestor en su posición independiente, con su 30%. Esta era la geometría de la oferta.

En cuanto a la demanda, a mediados del otoño habían entrado en juego los primeros aspirantes: dos fondos de capital riesgo (se dio la identidad de uno de ellos, Pai Partners, con mucha experiencia en administrar sociedades de moda, y que ya es el dueño, junto con CVC y Permira, de la española Cortefiel) y algunas sociedades de «private equity». Para entonces el valor estimado de la empresa, que había rebasado la facturación de 500 millones de euros y el beneficio de 50 millones en el balance cerrado en marzo de 2014, se había puesto en 800 millones de euros.

Pero en el primer bimestre de 2015 entraron en juego otros postores (y prácticamente se autoexcluyeron los precedentes): el superfondo del Líbano M1 Fashion, perteneciente a la familia financiera más poderosa de ese país, los Mitaki, cuyo líder ha sido también primer ministro; L Capital Asia, filial del grupo francés LVMH (por tanto, primo hermano del vendedor L Capital); y la sociedad Mayhoola for Investments, perteneciente a la familia real de Qatar, que controla la marca italiana de lujo Valentino, la cual por un momento fue considerada la aspirante favorita, pero que luego resultó postergada. A esas alturas de la pugna, el valor teórico de Pepe Jeans en el tablero de apuestas se había colocado en 900 millones de euros, tras saberse que el cierre del ejercicio en marzo de 2015 depararía una facturación de 516 millones y un resultado neto de 48 millones.

El dúo directivo de Pepe Jeans, Ortega-Raventós, que no era parte en el proceso vendedor-comprador, tuvo conocimiento, no obstante, de que M1 se proponía, si accedía a la propiedad de Pepe Jeans, trasladar la sede social a Londres, y anunciaron que se opondrían a esa decisión (no en las negociaciones de venta, puesto que ellos no eran vendedores, sino en el necesario debate sobre la materia en el órgano de gestión de la sociedad). Decisión en la que, al parecer, no van a perseverar.

Por otro lado, la posible rivalidad compradora entre M1 y L Capital Asia se ha difuminado, porque ambas corporaciones han decidido compartir la operación: ser compradoras conjuntas, aunque no se sabe muy bien lo que esa expresión significará. Poco antes de que acordaran esa sindicación de ofertas, se creía saber que M1 estaría dispuesto a poner en la balanza, como comprador único, hasta 850 millones, más de diez veces el ebitda previsto para el ejercicio.

En cualquier caso, desde primeros de marzo, la entidad Deyá Capital se hizo cargo de la tramitación formal de la operación Pepe Jeans en su conjunto. Y a final de mes empezó a circular la cifra real: 730 millones de euros.

 

Peculiaridades de los dos postores, y fuerza de la coalición. El fondo libanés M1 Fashion tenía desde el origen, como su nombre indica, una vocación específica de actuar en el mundo de la moda.

La primera incursión en el sector la hizo en 2007, adquiriendo la sociedad francesa Façonnable, por la que pagó 210 millones de euros al grupo Nordstrom. La experiencia no fue muy afortunada, pues en 2013, con una cifra de negocios de 47,2 millones de euros, perdió 30 millones, y efectuó un ajuste de personal que implicó el despido de 96 de sus 448 empleados. Al anunciar su opción por Pepe Jeans ya comunicó su propósito: que la firma española, en cuanto hubiera formalizado su reestructuración accionarial, absorbiera a Façonnable. Previendo esta evolución, el director general de Façonnable, Ludovic Le Gourrièrec, y otros dos directivos clave (uno de ellos el director creativo, Daniel Kearns), que se habían incorporado a la firma francesa, procedentes de Saint Laurent, en 2013, con la misión de reposicionarla en el segmento premium/lujo (lo que evidentemente no estaban logrando, pero quizá tampoco se les había dado tiempo), presentaron en marzo la dimisión. En cuanto a lo que pueda hacer Pepe Jeans al respecto, cabe una observación: se trata de una importante empresa del mundo de la moda, pero no exactamente de lujo; pudiera haber en algún despacho cierta confusión de planos.

En cuanto a la entrada en escena del nuevo actor L Capital Asia, rama de L Capital desgajada en 2009, fue creado en su día «para aprovecharse del fuerte crecimiento del consumo en el continente asiático», invirtiendo principalmente en las actividades de Lifestyle posicionadas en el segmento de la triple A: aspiracional, accesible, alternativo (enteramente acorde en este caso con la aportación del nuevo actor español). Dispone de oficinas en Singapur, y de redes regionales en Hong Kong, Bombay, Shanghai y Sydney. Un entramado de conexiones idóneo para facilitar la expansión de las dos marcas de Pepe Jeans (la suya original y Hackett) en el ámbito muy prometedor de Asia y Australia.

 

Y la Comisión Europea dio el o.k. El plazo para la aprobación o denegación terminaba el 30 de abril. La Comisión Europea dio a conocer su decisión el día 27. Y fue de autorización sin condiciones. Dio su visto bueno a los cambios de capital producidos en la sociedad hispano-británica Pepe Jeans, por los cuales salen del accionariado las corporaciones españolas Torreal y Artá Capital y la francesa L Capital, entrando en su lugar (se sobrentiende que mancomunadamente) la libanesa M1 Fashion y la francesa L Capital Asia, con lo que se mueve el 70% del capital, permaneciendo en sus posiciones los directivos españoles Carlos Ortega y Ramón Raventós (que mantienen el 30%).

La Comisión entiende que no se producen problemas de competencia porque los solapamientos entre las actividades de los distintos actores de la operación son «limitados».


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 219 — junio 2015 ].


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