El modisto Pierre Cardin (italiano de nacimiento, francés de adopción, de mente universal) estuvo a finales de enero en Barcelona, para cumplir con una variada agenda de actos sociales y culturales, y para el 080 fue un lujo extraordinario poder disponer de un tiempo en ese programa.
Cercano a los 90 años, retirado del ejercicio de la costura desde los años 80 (cuando se volcó en las artes escénicas, su otra gran pasión), Cardin sigue consagrado en buena parte al negocio de la moda, pues ha montado un sistema mundial de licencias (fue un pionero de esta práctica en la alta costura) tan desarrollado que constituye todavía hoy su fuente de ingresos fundamental para sostener las importantes tareas de mecenazgo en las artes.
Famoso desde mitad de los años 50 en el campo del vestir (en el que trabajaba desde 1945) por ideas como el vestido burbuja o el vestido Mao, ensayó estilos desde la moda cosmonauta hasta la moda unisex, del «hublot» al experimental, y de la geometría al volumen estructural. Traspasado su entusiasmo a las artes escénicas, creó el Espace Pierre Cardin en los años 70 al comienzo de los Campos Elíseos, y más tarde los festivales del castillo que fue del Marqués de Sade, en la localidad provenzal de Lacoste, manteniendo al mismo tiempo la dirección del emblemático Restaurante Maxim’s de París. Es miembro de la Academia de Bellas Artes y del Instituto de Francia (ningún diseñador de moda lo había sido antes), y embajador de la Unesco.
En su estancia de enero en Barcelona hubo dos actos principales. El primero fue el viernes 27, cuando pronunció una conferencia sobre su faceta de productor cultural en el Aula Magna de la Universidad de Barcelona, con ocasión de la creación de una cátedra que lleva el nombre de Pierre Cardin en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (Escac). El otro tuvo lugar el sábado 28, en el salón del Tinell, en el 080, y comprendió dos tiempos: el pase de su colección (en parte antológica, en parte premonitoria) «Imprévu», y la impartición de una clase magistral sobre sus vivencias y criterios, a diez alumnos seleccionados de las Escuelas de Moda de Barcelona, que fue seguida por un centenar de otras personas.
El acto constituyó un cierre muy adecuado del programa del 080. No se hubiera podido imaginar una clausura mejor.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 199 — febrero 2012 ].