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El presidente del grupo Praedium, Alfonso Cirera Santasusana, tiene ya bien demostrado, con un puñado de operaciones sorpresa, cuál es su tipo de liderazgo. Compra valores intangibles, pero valores símbolo; sobre ellos construye empresas que son conjuntos de intenciones; las realidades ya vendrán después. Los que negocian con él pasan un cierto tiempo muy desconcertados. Pero él va a lo suyo, que a veces no es lo concreto, sino lo hipotético. Los que negocian con él están la mayor parte del tiempo desconcertados. Al final construye una realidad en el aire, que resulta que funciona. Donde todo estaba perdido, salva la esencia. Pero pone inversiones que se miden por millones de euros. Y, al final, allí hay un negocio.

No es muy importante si los demás han entendido o no el juego. Por otra parte, da lo mismo. Los desconcierta, los rebasa, los aturde. A fin de cuentas no tienen otra salida que ser espectadores y dejarse aturdir. El textil, que es un negocio de fantasía, se presta mejor que ningún otro a esta manera de jugar. Pero, claro está, no para jugar cualquiera. Cada cual tiene su estilo de ser genio.

El caso de Nylstar es paradigmático. No era más que un símbolo, y la marca Meryl era una promesa. Con 18 meses bajo la gestión de Praedium, traducida en márketing, ha vuelto a convertirse en un factor generador de dinero para 200 marcas de producto final que operan en el ámbito de la moda de mujer y del deporte. Hace seis años que Praedium compró Nylstar como compañía; alcanzó un acuerdo de acreedores con una quita del 50%, cuyo pago acaba de culminar ahora. Logró el control mundial sobre la marca Meryl, que era el verdadero valor, a finales de 2013, y fue entonces cuando tuvo verdaderamente el dominio de la herramienta. En ese momento invirtió 1,2 millones de euros en maquinaria. Ahora no es sólo una marca: también una factoría con 120 personas de alta capacidad (no operarios comunes). La última iniciativa, anunciada hace pocos meses, fue la de asumir la planta de Puntiblond para tejidos de lencería en Sant Pere de Vilamajor, y operarla por su cuenta. El proyecto global se llama Nylstar Fashion Group; Puntiblond es una subsidiaria. Y el grupo produce hilos y tejidos de poliamida de calidad premium.

 

Segundo envite: la aventura del acrílico. Cuando en el año 2013 tuvo la idea de repetir el juego con otro protagonista en el mundo textil, utilizando también como herramienta una productora de fibras caída en desgracia, en este caso Montefibre, el campo de juego tenía un aspecto más árido, porque las circunstancias eran distintas. Pero la capacidad de Alfonso Cirera para domesticar las situaciones sólo se puede saber poniéndole frente al caso real. Y disponiéndose a que aparezcan las sorpresas.

Montefibre Hispania, S.A., era hasta ahora una sociedad jurídicamente española pero de capital italiano con domicilio social en Barcelona e instalaciones productivas en Miranda de Ebro (Burgos), fabricante de fibras acrílicas con marca Leacril, filial del grupo Montefibre Italia (con sede en Milán). Fibra que se comercializa en 48 países, principalmente para aplicaciones de moda y de textiles para el hogar

La filial española presentó concurso de acreedores, que resultó de tramitación difícil, no sólo por la delicada situación económica de la compañía concursada sino por presentar algunas singularidades que entorpecían el procedimiento, en particular la existencia de un acreedor preferente, la sociedad productora de energía eléctrica Endesa, implicado por otra parte con la propia Montefibre en la producción y distribución de electricidad en una planta de cogeneración.

En los boletines quincenales de Textil Exprés ya se fue informando de las vicisitudes del concurso (con la fábrica inactiva desde hace dos años) y de su laboriosa etapa final, sobre todo a partir del momento en que apareció la oferta de compra de la compañía por el grupo Praedium (que por cierto tuvo algunos períodos de indefinición que hacían dudar del buen fin de sus pretensiones).

En el boletín 647 de TE, de la segunda quincena de abril, se hizo un resumen muy completo y pormenorizado de la situación de Montefibre, con la evolución y último estado conocido de todas las variables del caso (técnicas, económicas y sociales), con un cuadro final muy complejo pero presuntamente en trance de resolución.

El desenlace se conoció el 25 de mayo, cuando Praedium formalizó su entrada en el capital de Montefibre Hispania, S.A., en el transcurso de una junta general de accionistas de esta última compañía celebrada en Blanes (Gerona), es decir, en el territorio del comprador, ya que Blanes es la sede de este último.

Un comunicado formal anunció entonces que Alfonso Cirera Santasusana ha invertido dos millones de euros en una ampliación de capital por la que obtuvo el 90% de Montefibre Hispania. La sociedad italiana Montefibre SpA, hasta ahora compañía matriz, conservará el 10%. Alfonso Cirera ha sido nombrado presidente del Consejo de Montefibre Hispania, S.A., reemplazando a otro español, Juan Carlos Rovira, que hasta ahora era el máximo representante del grupo italiano al frente de su filial hispana (y que continuará en la nueva estructura como consejero delegado, funciones que, de todos modos, también tenía). En el fondo no parece existir, a ese nivel, ninguna ruptura relevante en la línea ejecutiva, aunque el nuevo comunicado no hace mención del cargo de director general, que también existía.

En una fase inmediata, los proyectos del comprador son: reabrir la planta de acrílico en Miranda de Ebro, y reactivar la marca Leacril, para garantizar la continuidad y rentabilidad de esta planta en el futuro, y de su marca y producto; lo que implica también, obviamente, reconstituir y relanzar la red comercial.

La gestión de la marca y el márketing de Leacril, principalmente en las aplicaciones de moda, será clave en el futuro. Formará parte de un movimiento estratégico fundamental para trasladar el negocio del commodity hacia sectores en los que la reputación y la calidad asociadas a la marca Leacril creen un valor añadido en los productos. Es decir, repetir el milagro del Meryl.

Cirera ha declarado que en esta primera fase de relanzamiento Miranda de Ebro entregará al mercado 45.600 toneladas anuales de fibra acrílica para más de 210 clientes de 30 países, generando un negocio de 110 millones de euros. Praedium añade que su propuesta pone al alcance de la Junta de Castilla y León la oportunidad de garantizar no sólo el arranque de esta fábrica sino la sostenibilidad de esta industria a largo plazo.

 

Y la propuesta sorpresa: el negocio de la fibra de carbono. En esta oportunidad, el margen de ensoñación que Alfonso Cirera brinda va mucho más allá: anuncia, como segundo eje del proyecto Montefibre, la puesta en marcha del negocio de la fibra de carbono (eventualidad a la que TE ya aludía en su última información de abril).

Montefibre dispone de su propia tecnología para ser precursor en la obtención de fibra de carbono a partir de acrilo-nitrilo (es decir, la materia prima de la fibra acrílica, la que fue hasta ahora su producción esencial), y el proyecto consiste en destinar parte de las instalaciones de Miranda de Ebro a producir 3.000 toneladas anuales de fibra de carbono de calidad industrial, convirtiendo a esa planta en una de las más importantes de Europa en el sector.

El grupo está buscando ya socios estratégicos nacionales en cada uno de los campos de aplicación de este material: infraestructuras, automoción, eólico, naval y de la defensa. No se trata sólo de soñar, también ya de actuar. Lo que en este caso implicaría, por otra parte, rebasar con mucho el ámbito de la moda y del encanto inmaterial.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 219 — junio 2015 ].

 

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