TEXTIL EXPRES - EXTRA NUMERO 200
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Veremos una interesante convivencia entre el comercio monomarca y el multimarca, que ha sabido encontrar su espacio. - Cada vez más, el detallista de moda integra produCtos según estilos de vida.
- Posiblemente se produzca en el futuro una paulatina integración, por convicción y espontánea, de los showrooms en el SIMM.
- Feria y pasarela se refuerzan recíprocamente, pero tienen vida propia.
- Hay una tendencia a adelantar las fechas de la segunda edición del año, a antes de agosto.
Tenemos cierta tendencia a referirnos al evento en femenino, como «la» SIMM, por tantos años en que la «S» significaba «semana». Sin embargo, es un certamen masculino, el SIMM, Salón Internacional de la Moda de Madrid, sobre el que puede verse una referencia en un artículo ferial específico de este EXTRA 200, que podría servir de preámbulo a la entrevista. Pero, si bien es el más destacado del portafolios, no es único. Se encuadra dentro del grupo de salones de moda de la Institución Ferial de Madrid, del que forman parte Modacalzado + Iberpiel, Feria Internacional del Calzado y Artículos de Piel; Madrid Novias, Salón Internacional de Moda Nupcial y Comunión; y Las Mil y Una Bodas, Salón Monográfico de Productos y Servicios para Bodas y Comuniones; además del SIMM, por supuesto.
Al frente de todo ese paquete se ha producido un relevo, por jubilación de la anterior directora, Pola Iglesias, a quien ha sucedido Francesco Malatesta, como informamos el pasado otoño en los boletines quincenales de Textil Exprés. Allí pudo verse su curriculum y otros detalles del nombramiento, pero cabe recordar ahora su extracción del ámbito empresarial de la moda, habiendo pasado por GTF Ibérica, Loewe y coronel Tapiocca, así como por la consultoría de marcas del sector.
Malatesta ya ha sido responsable de la edición de febrero del SIMM y de la de Modacalzado de marzo. Hemos conversado con él sobre las perspectivas y los criterios feriales, en el ámbito de la moda, vistos desde Ifema.
Ésta es una pregunta común, para cualquier directivo de una feria profesional en el sector de la moda. En un sector donde parece que cada vez hay más tiendas monomarca, ¿cuál es el sentido de una feria cuyo cometido es poner en contacto a las marcas con los clientes del comercio? ¿Hay espacio y recorrido para una feria de moda?
—Yo creo que sí. Hay un espacio importante y bien definido, y hay un claro futuro.
Es cierto que hemos visto al comercio monomarca coger mucho pie en los últimos veinticinco años, con un crecimiento muy importante. Tanto si son de lujo como si son de precio bajo o medio-bajo, el desarrollo de estas cadenas tiene mucho que ver con el vestir globalizado, mientras que el comercio independiente se ha hecho cargo del no-globalizado, manteniendo una oferta de producto más representativo de la cultura de cada lugar, de sus marcas, diseños y creadores. El comercio multimarca tiene además una enorme capacidad de reinventarse, de llegar a donde los monomarca no llegan, y de presentar composiciones de oferta distintas: de ahí la belleza del comercio independiente.
Sí que es verdad que ha habido un momento de incertidumbre y confusión, porque no se sabía si al final todo el mundo tendría que ser de una cadena o estar dentro de una franquicia. Pero yo creo que el independiente multimarca ha sabido encontrar su sitio, y en el futuro tendremos un convivir muy interesante.
Y, desde luego, las ferias tienen futuro, interpretando hacia dónde va el comercio independiente y mostrando oportunidades concretas.
Aunque lleve poco tiempo como director de ferias de moda en Ifema, comienza a ser conocida por el sector su teoría de las ferias organizadas por estilos de vida. Lo que me pregunto si implica también una mezcla transversal de productos. ¿Hacia dónde van a evolucionar SIMM, Modacalzado, las distintas ferias de moda de Ifema?
—Claro, claro. En realidad no creo que haya otro camino, es el único camino posible: alinearnos con las tendencias del mercado. Que vienen definidas por los hábitos del público final y, mucho más concretamente, por los hábitos de compra en el comercio, que también están modificando los conceptos de las tiendas.
Si el comercio evoluciona hacia una integración de distintos tipos de producto, y lo hace siguiendo los estilos de vida de su público comprador, una feria tiene que proponer una oferta adecuada a esta tendencia.
En Modacalzado se vieron algunos cambios de estilo, aunque pocos. ¿Es un indicio de hacia dónde van los salones? ¿Pueden anticiparse unas líneas más concretas, o conviene no explicarlas todavía?
—Siempre hemos sido muy transparentes y en esto no tenemos ningún secreto, pero tampoco podemos hacer un cambio importante, porque las cosas requieren tiempo. Un salón mueve muchas organizaciones, engloba sector, mercado, compradores, prensa, hoy en día también el mundo de la web y todos los que, con su visión, opinión y participación (redes sociales), hacen que un salón sea más vivo y dinámico.
De momento lo que hemos hecho es valorar algunas cosas y profundizar en cambios que ya se habían iniciado. Manejar las estructuras, la luz, la comunicación, los carteles, un conjunto de elementos visuales…
Haber decorado Modacalzado con dos composiciones de esculturas de zapatos ha sido impactante y positivo, y sirve un poco de ejemplo de hacia dónde vamos; por ejemplo, que en ese sector queremos contar también con artistas y artesanos, no sólo la industria que hace el producto sino todo lo que está alrededor. También son un buen signo de ello otros detalles, como los labs y los foros, que hacen que no todo sea comprar y vender, sino también estudiar por dónde tiene que ir el comercio independiente.
Son pequeños detalles, y trabajando con ellos llegaremos a cambios importantes.
Por lo tanto no es que vayamos a ver una revolución, sino una evolución: ir añadiendo cosas; pero no vamos a ver, por ejemplo en el SIMM de septiembre, un salón completamente transformado.
—Hay cambios sustanciales, comenzando por la comunicación, pero ni nos da tiempo a hacer más cosas, ni creo que tengamos que ver cambios impactantes. Creo que dentro de dos o tres años de trabajo en la gestión será cuando, al volver la vista atrás, comprobaremos que sucesivos pequeños detalles habrán ido creando un salón muy diferente.
En cuando a la organización de la oferta, hay un sector diferenciado, un tanto atípico, que se dispone en los llamados «showrooms», fuera del recinto ferial, aunque físicamente muy cercanos. La idea va ya por su tercera edición, o la cuarta si pensamos en septiembre próximo. ¿Se mantiene esa propuesta, se va a profundizar en ella o va a ser reconsiderada?
—Es cierto que es un enfoque un poco distinto.
Efectivamente, a los ojos del visitante comprador, lo que le interesa es una oferta en términos de conceptos, criterios, estilos de vida. Algo que coincida con su perspectiva de compra: él tiene un comercio con un determinado estilo, lo que busca es algo que se ajuste a su estilo; y nosotros tenemos que facilitarle una visita cómoda y con mucha claridad, organizada según sus criterios.
La cosa cambia si el que presenta la marca es un agente o un representante. El agente quiere ver alrededor suyo, dentro de un mismo espacio, todas las marcas que representa, da igual de qué estilo sean. Por eso, como la feria tiene que primar otro tipo de sectorización, el agente está más cómodo en un recinto separado.
Ahora bien, por suerte normalmente los distribuidores o agentes que trabajan varias marcas suelen tenerlas, cada vez más, de un mismo estilo o parecido, así que pienso que podremos evolucionar de una forma convergente. Poco a poco se irán incorporando a la feria, porque ellos mismos se van acercando a este concepto. Pero no será un cambio forzado, sino un proceso casi espontáneo.
Iniciativas como la de la comunidad autónoma invitada (o, en el pasado, de los países destacados dentro del salón) han dado mucho juego, pero este año, quizá por la situación económica, se han desinflado un poco. ¿Sigue siendo una buena idea, o ha agotado su tiempo?
—Siempre es bueno hacer acciones en ese sentido. No tienen por qué ser iguales, pero sí parecidas.
El concepto de la región o del país invitado, con toda su oferta reunida en una zona de nucha visibilidad, probablemente no tenga ya mucho sentido en adelante. Entre otras cosas porque la oferta no se reagrupa por procedencia sino por criterios de producto y estilo.
Es posible que veamos en el futuro países o culturas invitadas, aunque repartidas por ambientes que serán definidos según otros criterios. Podemos hacer presentaciones concretas, orientación de catering sobre cierto país… hay cosas que podremos explorar.
En el último SIMM se ha dado la coincidencia con la hasta ahora conocida como Pasarela Cibeles, y desde febrero llamada Mercedes Fashion Week. Esa coincidencia de calendario se ha producido pocas veces en la historia. ¿Ha tenido alguna incidencia en los resultados? ¿Sería bueno propiciar esa simultaneidad en el futuro?
—Creo que es buena esa coincidencia. Ha sido positiva para las dos, sobre todo por el lado de la prensa y de los visitantes. Es interesante poder coincidir, el SIMM y los desfiles.
¿Qué deban coincidir siempre? Cada uno tiene su vida propia, se sostienen por sí mismos. No es necesario que coincidan, pero, si podemos (porque el calendario nos lo permita) lo haremos.
El calendario de SIMM para los próximos años, ¿seguirá centrado en finales de agosto-primeros de septiembre? En la edición de febrero parece haber menos dudas, pero en la de la segunda temporada parece haber, históricamente, alguna discusión.
—Agosto es un mes problemático para el sur de Europa, por eso es poco aconsejable comenzar en ese mes.
Lo cierto es que las fechas están muy condicionadas también por calendarios internacionales, y es la razón de que haya contestado que la coincidencia entre el salón y los desfiles no siempre será posible.
En invierno, que las presentaciones caigan en febrero o comienzos de marzo no es mucho problema, aunque hay una tendencia internacional a concentrarse en enero-febrero. Pero en verano sí que vemos esa dificultad.
El problema no es tanto para el comprador, porque éste se adapta bien al calendario, que se publica con antelación, mientras no coincida con otras ferias que puedan estar en su misma agenda. El desafío viene entonces por parte de los fabricantes. Éstos cada vez más prefieren cerrar los pedidos antes de vacaciones de agosto. Dicho adelanto se traduce en mejores entregas al punto de venta, porque permite planificar mejor el proceso de fabricación y entrega.
Creo que eso se traducirá en que muchos de los salones de prêt-à-porter, e incluso de calzado y accesorios, vayan poco a poco avanzándose, a antes de agosto.
O sea que Ifema está considerando ese paso para el SIMM.
—Creo que sí. En el pasado ya lo hizo. En Ifema hay pocas cosas que podamos comentar que no se hayan hecho.
Se hizo, pero no con mucho éxito.
—El éxito depende mucho de cómo esté ese año el sector, y es cierto que en su momento hubo tanto gente contenta y cómoda con el adelanto, como personas descontentas, y por eso se volvió a las fechas después de agosto. Pero también entonces había muchos salones internacionales en septiembre, y ahora ya son pocos. Creo que estamos en una época más apropiada para dar ese paso.
Las ferias suelen estar siempre muy atentas a lo que hacen sus homólogas… o sus rivales. A veces para tomar a alguna de ellas como referencia a imitar o a batir. ¿Hay algún modelo que impresione, o que pueda ser una referencia para el SIMM, en el panorama actual?
—Hay varios casos de éxito, y cada uno por distintas razones.
Bread & Butter llama mucho la atención, nos gusta observarlo, y es un modelo de éxito porque ha sido capaz de definirse muy bien en un estilo de vida, y todo lo que tiene está muy bien alineado, a nivel de producto, imagen y comunicación.
Hay otros salones que también tienen éxito, como Pitti Uomo, muy distinto a Bread & Butter, un total look para caballero, desde zapatos hasta sombreros.
Pure London es pequeño pero muy interesante.
Who’s Next ha hecho unos cambios que estamos observando con mucha atención, a ver cómo le va con esta integración de sectores y ferias.
Y desde luego GDS y el antiguo CPD de Alemania, que ahora ha pasado a llamarse The Gallery, ha cambiado incluso de formato, sale con una anteprima en Berlín con diseñadores muy vanguardistas, y luego vuelve a Düsseldorf con su feria, sectorizada de otra manera.
Son todos salones que creo que quieren evolucionar con el mercado, y para nosotros constituyen referencias importantes, no porque tengamos que copiarlas, pero sí estudiarlas. Por otra parte, cada uno de ellos es diferente, y eso nos anima a nosotros a ser distintos también.
Hagamos un apunte sobre el salón de Novias, que en estas fechas está ya muy próximo.
—Estamos trabajando en dos fases, en dos canales muy distintos, y por tanto tendremos mucho trabajo con ello.
Por un lado, trabajamos en celebrar las próximas ediciones sin perder de vista cómo han sido los salones hasta ahora. Por otro, en la visión futura de cómo deberían ser. Trabajamos sobre la definición del plan, lo que ha de ser el salón en sí, cómo lo vamos a presentar, definir bien las nuevas comunicaciones, nuevas propuestas de nombre, de fechas, de orientación. Por lo tanto estamos trabajando muchísimo en estas dos ferias.
Igual que en las otras, no tenemos tiempo para materializar cambios de formato a corto plazo, pero sí que aprovecharemos la oportunidad del mismo salón para presentar cuál va a ser la visión del salón para las próximas ediciones.
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 200 — marzo-abril 2012 ].