En textiles técnicos la preocupación es que la sostenibilidad no eclipse el rendimiento.
El salón de textiles de uso técnico Techtextil, organizado por la Feria de Fráncfort, y el de maquinaria y software para la manufactura de materiales flexibles, Texprocess, tienen un ritmo de convocatoria bienal, y venían celebrándose en años nones, es decir, impares.
La última edición anterior tuvo lugar en 2019. Al combinado Techtextil-Texprocess le habría correspondido celebrarse en 2021, pero las medidas de seguridad vigentes en esas fechas, derivadas de la pandemia de Covid-19 que se desató en 2020, y que siguió manifestándose en oleadas sucesivas hasta primeros del presente año (de hecho el virus sigue entre nosotros, pero su afectación ya no es tan grave ni colapsa los sistemas de la sanidad europea), impidieron que el año pasado pudiera llevarse a cabo.
Fruto de eso, Techtextil-Texprocess cambió su régimen bienal de años nones por otro igualmente bienal de años pares. Lo que, todo sea dicho de paso, tendrá una ventaja para ediciones venideras, y es que Texprocess dejará de coincidir con los años de la gran feria mundial de maquinaria textil ITMA, que se celebra cuatrienalmente en años siempre pares.
Dicho esto, vayamos a Techtextil-Texprocess 2022, ya transcurrida, para brindar una corta crónica de los salones de este año, a complementar con otras informaciones en textilexpres.com y revistas sucesivas.

Como se explica en otra información, celebrados Techtextil y Texprocess del 21 al 24 de junio (fechas que eran las habituales de estos eventos dentro del año), se hizo coincidir con ellos excepcionalmente Heimtextil (textiles para el hogar), con una edición compacta paliativa de la suspensión a última hora del salón previsto para enero, dado que por entonces todavía hubo restricciones a los grandes eventos y a los viajes entre países.
Esa coincidencia tiene el inconveniente de que no es sencillo conocer el número de visitantes que recibió cada salón, puesto que la acreditación otorgada para uno u otro facilitaba el acceso a la totalidad. Así le ocurrió, por ejemplo, al cronista de Textil Exprés, que solicitó pases de prensa para Heimtextil y para Techtextil-Texprocess, y obtuvo uno solo (el primero), con derecho a deambular por todo el recinto y ver los tres salones, sin necesidad de pasar control entre ellos.
Eso es un impedimento para la verificación estadística de visitantes. No obstante, de alguna manera la organización logró fijar algunas cifras separadas, y así, aunque el primer balance fue del total de tres ferias, un mes después del cierre emitió datos para el subconjunto Techtextil y Texprocess (no para Heimtextil).
El primer informe final, como decimos, fue conjunto para los tres salones, los cuales contaron con la participación de 2.300 expositores de 117 países, que recibieron a 63.000 visitantes. De estos, las aportaciones más numerosas (aunque sin detallar las cantidades) las hicieron Italia, Francia, Turquía, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, España, Polonia, Suiza, Chequia, Portugal, Pakistán y los EEUU.

Aunque en materia de visitantes nada podemos calcular por nosotros mismos, en lo que atañe a expositores es posible indicar que el recuento de entradas en el catálogo de Techtextil ascendía a 1.142, incluyendo stands institucionales y de todo tipo, así como duplicidades (varias marcas pertenecientes al mismo expositor), lo que en realidad sucede con todos los catálogos de feria en todas partes. De ellos, 49 españoles.
En el caso de Texprocess, el recuento nos arroja 179, de los que 5 eran españoles.
Una nota de prensa separada, emitida un mes más tarde, indicó que fueron respectivamente 1.141 expositores en Techtextil, de 47 países, y 182 en Texprocess, de 29. La suma de ambos arrojaría, por tanto, 1.323 expositores. El número de visitantes habría sido de unos 48.000, de 105 países; de los cuales, 44.000 visitaron Techtextil y 22.000 Texprocess (obviamente un buen número de ellos visitó ambas).
Por comparación, Techtextil y Texprocess contaron con 1.818 expositores en mayo de 2019, que recibieron a 47.000 visitantes profesionales de 116 países, habiendo sido hasta entonces la mayor edición hasta la fecha.
Obsérvese que esta vez el número de expositores fue sensiblemente inferior (un 27% menos), pero el de visitantes fue ligeramente mayor (un 2%), por lo que el ratio de visitantes por expositor creció bastante (de 26 a 36, un 39% más).
En definitiva, un buen año para Techtextil y también para Texprocess, incluso de forma más notable para esta última a juzgar por la impresión visual de los pabellones, y siempre por comparación con ediciones previas.

En Techtextil hemos tenido la impresión de que más que rendimiento y prestaciones de los textiles funcionales y de uso técnico, esta vez lo que más ocupaba (y preocupaba) era la sostenibilidad. Y, concretamente, la reciclabilidad. Lo hemos visto particularmente en stands españoles como el de Brilén/Nurel y el de Antex.
Por el salón han pasado como visitantes empresas que venían a ofrecer a productoras de fibras e hiladores «materia prima de reciclaje», es decir, desechos de otras industrias susceptibles de obtener una segunda vida. Y es que el sistema que surja de la nueva legislación europea de textil circular obligará a cumplir unas determinadas cuotas de reutilización, así que se está despertando hambre por materia a reciclar.

Pasa como con lo de la pandemia: si hace cinco años nos hubiesen contado lo del confinamiento, las cuarentenas y la mascarilla, no nos lo habríamos creído. Del mismo modo, si hace quince nos hubiesen anunciado que surgiría esa necesidad casi desesperada de hallar proveedores de desperdicio para reciclar, nos había parecido un poco fantasioso.
Ojo de todos modos con el «greenwashing» y con las promesas de rendimiento (algo tan importante en textiles técnicos).
Un ejemplo: se está poniendo de moda no hablar solo de «Ocean Recycling» (o upcycling), que se refiere a la rehabilitación del plástico pescado en alta mar, sino del «Ocean Bound Plastic». Este se define como el plástico que estás «en riesgo de terminar en el océano», y básicamente se entiende que incluye todos los plásticos recogidos a menos de 50 kilómetros de las cosas, allí donde no exista una gestión eficiente de recogida de desperdicios. En el fondo eso no tiene que ver con el océano sino con tierra firme, e incluye por ejemplo todas las botellas de plástico que se recuperen en las poblaciones de costa... siempre que no estén en zonas con contenedores para depositar dichas botellas. Pueden haber sido recogidas de la arena o de las tierras cercanas al mar... o incluso de ciudades de interior, a 45 kilómetros de costa. Recuperar ese plástico es positivo, evidentemente, pero el mérito de poner en valor el material en nueva fibra es muy diferente.
«No es lo mismo recuperar botellas del suelo que plásticos dentro del mar, degradados por la sal y el sol durante largo tiempo», nos explicaban en Antex.

En un plano diferente, los hiladores, tejedores, y productoras de fibras más eco-conscientes, advierten contra la excesiva confianza en la calidad de textiles reciclados. «Hay que hacer muchas pruebas antes de prometer rendimiento —advertía desde el público un empresario alemán, con ocasión de un coloquio realizado en Techtextil—. Muchos nos dicen que ya es posible mezclar materiales al reciclar, y también hay quien afirma que se consigue una reciclabilidad permanente, pero eso es absolutamente falso. Por ejemplo, con el algodón cada vez que se produce un reciclado las fibras se vuelven de longitud más corta y se reducen sus propiedades de resistencia. Puede que en un primer reciclado puedas confeccionar unos buenos jeans a partir de ese algodón, pero después de cada reciclado se reducirá la calidad, y al final solo podrás hacer una reconversión en viscosa... ¡y muy al final ni siquiera eso!».

© TEXTIL EXPRES