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Textil Exprés Revista Digital 259

Pasaporte digital, ecodiseño, tratamiento de residuos, legislación... y pedagogía al consumidor, en el Textil/Moda.

El textil es «un sector que está en el punto de mira en todas las estrategias y en todas las agendas políticas a nivel europeo y a nivel nacional», dijo Marta Gómez, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Transición Ecológica, en la jornada sobre Retos del Sector Textil y de la Moda en el ámbito de la Sostenibilidad, celebrada el 8 de julio de Madrid.

¿Cómo ve Marta Gómez las cosas a partir de ese punto? «Pues como una situación de oportunidad».

El textil es «un sector que está en el punto de mira en todas las estrategias y en todas las agendas políticas a nivel europeo y a nivel nacional», dijo Marta Gómez, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Transición Ecológica, en la jornada sobre Retos del Sector Textil y de la Moda en el ámbito de la Sostenibilidad, celebrada el 8 de julio de Madrid.

¿Cómo ve Marta Gómez las cosas a partir de ese punto? «Pues como una situación de oportunidad. El textil es un sector motor económico y social en nuestro país y a nivel europeo, si bien también tiene impactos negativos ambientales derivados de la producción y del consumo. Impactos que quizá tienen su origen en un índice bajo de uso de reutilización y de reciclaje, en un contexto donde a veces no se prioriza la calidad, la durabilidad, la reciclabilidad de las prendas». Pero claramente es, además de un motor económico —añadió—, influyente económica y socialmente, «y esto implica que puede generar muchísimos impactos positivos y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y lanzar e impulsar iniciativas que sean replicables y escalables en otros sectores y territorios».

Indicó que el sector tiene que progresar en sostenibilidad y avanzar hacia un modelo de economía circular y de competitividad. Esto exigirá que trabajar en muchos aspectos, de los que Marta Gómez destacó cuatro.

«El primero es el del ecodiseño, entendiéndolo como el análisis del ciclo de vida desde en el diseño en sí: tener interiorizado desde el momento de diseñar (y no solo una prenda de vestir, sino cualquier producto) que ese artículo que va a salir al mercado tiene que ofrecer una durabilidad amplia, ser fácilmente reparable, fácilmente reutilizable y reciclable».

En la fase de la producción será necesario «tender a un proceso cada vez más amigable, donde se generen menos residuos, menos emisiones, y que la fabricación incorpore esos materiales ya señalados en toda la normativa, reciclables, sustancias no peligrosas, etcétera».

«El segundo de los aspectos es el tratamiento de los residuos, un ámbito en el que hay que trabajar. Ahora mismo la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para la Economía Circular señala que, a 31 de diciembre del 2024, tenemos que tener ya instaurada plenamente en nuestro territorio nacional la recogida separada. Se está trabajando ya en contenedorización. Pero además empresas del sector, y no solo de este sino de otros, trabajan en la implantación de plantas para la preparación y el reciclaje, para que podamos obtener materiales de calidad que vuelvan a ser introducidos en la cadena de valor».

Tercer eje de actuación: trabajar en la transparencia y en la información al consumidor. «Nosotros somos Administraciones, o somos empresarios, pero al final somos todos ciudadanos. Y, para hacer una compra responsable y sostenible, necesitamos que se nos dé información acerca de los impactos ambientales, sociales y económicos que tienen los productos que estamos adquiriendo. En este sentido, en el ámbito textil se va a trabajar en un pasaporte digital de producto, avanzar en campañas de concienciación, y en esquemas de certificación armonizados y regulados».

El cuarto punto, que Marta Gómez considera importantísimo, es la digitalización de los procesos. «No solo de los productivos, sino también de los administrativos y los comerciales, en todas las empresas y especialmente en las pymes. Hay que asegurar la competitividad en costes. En un mercado donde cada vez la tecnología está más avanzada, la trazabilidad de la cadena de valor hay que asegurarla. Al final en lo que hay que avanzar es en una digitalización que nos permita tener una trazabilidad y una gobernanza del dato».

Todo esto requiere inversiones y un trabajo conjunto de administraciones, de empresas y de ciudadanía —añadió—.

Abundando en algunos de los puntos anteriores, dijo lo siguiente:

Sobre la receptividad del consumidor a la sostenibilidad: «Siempre hemos de tener a la ciudadanía en el foco de nuestras políticas. Pero es verdad que hay que hacer mucha pedagogía desde la Administración y también desde el sector. Si no tenemos interiorizado, cada uno de nosotros como ciudadanos, el momento actual de crisis climática que estamos enfrentando, de una crisis sanitaria de la que venimos, o si no tenemos interiorizada la necesidad de actuar en el plano ambiental y en el social, será muy difícil que lo hagamos. Es verdad que en las encuestas siempre manifestamos nuestras mejores intenciones. Estas siempre nos muestran un consumidor cada vez más concienciado que elige productos más sostenibles. Pero al final los datos son los que son».

Una campaña de concienciación debería mostrar esa necesidad absoluta de actuar en el plano ambiental, prevenir la generación de residuos, darle al producto una vida larga y duradera, y evitar el desecho en vertederos. «Así que, por parte de las Administraciones, todas las iniciativas que se desarrollen e implanten en el marco del plan de recuperación y transformación llevarán asociadas una campaña de divulgación, para mostrar a la ciudadanía qué beneficios se obtiene de cada una de estas acciones. Lo que no podemos es vivir en campaña continua de comunicación, pero haremos campañas contando con la colaboración del sector».

Sobre el trabajo normativo y los instrumentos legales, en materia de sostenibilidad reconoció que actualmente Europa tiene muchos objetivos, planes y estrategias, quizá demasiados. «Intentar que la normativa dé respuesta a todo es complicadísimo, lo primero que estamos trabajando a nivel nacional es nuestro catecismo con la Ley de Residuos. Los datos que tenemos ahora mismo son preocupantes. Lo principal es terminar con todo lo que está yendo a vertedero, y a partir de ahí seguir aguas arriba y ver qué se puede hacer».

Considera fundamental que empresas y Administración trabajen juntas en sentar unas bases de actuación que puedan llegar a todos los actores del sector. «Sentémonos, hablemos y miremos a ver cuáles son esas directrices que hay que poner en las convocatorias de ayudas. De nada sirve que desde una Administración pongamos objetivos que no sean alcanzables ni realizables. El instrumento más importante que ahora mismo tenemos que poner encima de la mesa desde las Administraciones es la participación y la colaboración».

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