Fue en 1978 cuando, en el proceso de transformación de la gigantesca Organización Sindical de la época (cuando se hacía necesario, por cambio de filosofía política, desmontarlo todo, a ser posible sin destrozar nada), la vertiente empresarial del Sindicato Nacional Textil de la época (como se sabe, en aquella estructura empresarios y trabajadores se alineaban en paralelo) se transformó en el Consejo Intertextil Español, que ha perdurado hasta hoy, aunque ahora se haya vuelto un poco irreconocible.
Tenía ocho miembros, que heredaban otras tantas parcelas de actividad del sindicato disuelto: Fibras Químicas, Algodón, Lana, Seda, Fibras de Recuperación y Diversas (que luego derivaría en patronal territorial de Valencia, un caso sumamente atípico, a la vez muy centrada en los textiles de hogar), todas ellas de rama o también llamadas de procesos; dos de producto final: Confección y Género de Punto; y una de servicios, Tintes y Acabados.
La presencia de las fibras químicas era chocante (como lo sería que estuvieran incorporados, en cuanto suministradores de materias, los criadores de ovejas o los cultivadores de algodón), pero no ilógica, porque no suministraban al textil polímeros o pulpa de celulosa, sino filamentos, un producto directamente textil. De todos modos abandonaron el Intertextil voluntariamente en el 2005, y su entidad corporativa se disolvió poco después.
Las otras siete han mantenido la identidad textil, pero todas ellas han ido perdiendo fuerza económica por la disminución del censo empresarial de las diversas especialidades y de su correspondiente volumen de negocios. Cuatro de ellas (Algodón, Lana, Seda y Servicios) se han confederado en Texfor en 2010. Tienen una sola voz en el CIE, pero cuatro votos porque su integración no ha pasado del nivel confederal. La patronal valenciana, y las corporaciones de Confección y Género de Punto, mantienen sus representaciones singulares.
Ahora bien: en el año 2013 se han producido novedades muy importantes, que pueden significar el fin del Consejo Intertextil tal como todavía se conoce.
En los boletines quincenales de Textil Exprés hemos seguido este proceso muy minuciosamente durante los meses recién transcurridos. De modo que sólo haremos aquí una recapitulación para centrar el tema.
— Primera discordia: sobre la legislación laboral. Una de las funciones más definidoras del papel armonizador del CIE en estos 35 años ha sido su condición de interlocutor patronal único (frente a los negociadores sindicales) para el establecimiento en su día, y la renovación periódica en los sucesivos vencimientos, del Convenio Laboral de Sector.
El concepto mismo de sector entendido como una cadena industrial que implicaba una continuidad de intereses ha dejado de tener validez. Para las empresas de cabecera, su proceso de producción se enfrenta de pronto al amplísimo y caótico mercado mundial sin los rieles conductores que suponían las empresas de producto final de su propio país. Éstas, por su parte, han de lanzarse a esa gran competición en unas circunstancias de tiempos y de costes (flexibilidad en todos los sentidos) que no tienen nada que ver con la lógica de un proceso de producción que corresponde al pasado.
En las negociaciones mantenidas durante la primera mitad de este año con la representación sindical sobre la renovación del convenio, las posturas del CIE «oficial» (sectores de cabecera) chocaban gravemente con las aspiraciones de los sectores finales. Se obtuvo un acuerdo de circunstancias. Dentro de pocos meses todas las partes han de volver a la mesa de deliberaciones, y se ve muy difícil que pueda seguirse manteniendo la unidad de negociación, con intereses tan evidentemente discordantes¸ y con ello la unidad de representación, razón de ser básica del CIE.
— Segunda discordia: sobre la promoción exterior. Sin ninguna conexión formal con lo que hemos comentado hasta ahora, pero muy acorde con las circunstancias reales de la evolución del mundo comercial y económico, ha surgido en los últimos tiempos en España un nuevo terreno de juego en el que parece tomar carta de naturaleza una forma distinta de entender el encuadre institucional del sector. Nos referimos a la promoción internacional de la imagen de país.
Durante los 35 años transcurridos desde la constitución del CIE, la labor del Estado a favor del sector textil, incluso cuando revistió proporciones económicas tan importantes como las del Plan de Reconversión Industrial o las del Plan de Intangibles, abordados ambos, por otra parte, bajo gestión pública, discurrió en términos de gran respeto formal a las estructuras sectoriales existentes y a su representatividad.
Ahora, en cambio, la Administración parece haber emprendido una vía de libre iniciativa, donde está buscando actores y complicidades para promover el concepto Moda España que, aun teniendo puntos de anclaje en el sistema preexistente, no utiliza necesariamente ese sistema como tal; empezando por tomar como representativa la franja final del proceso (la Moda España reconocible por los mercados de consumo), y no la franja de cabecera.
Quizá por eso la confederación Texfor ha organizado recientemente un foro o debate destinado a dejar patente la aportación que los textiles de cabecera hacen a la creatividad de la moda española, pues corren el peligro de no ser identificados como sujetos del nuevo movimiento.
En cambio los sectores finales del propio sistema todavía vigente (Confección y Género de Punto), que desde un primer instante estuvieron próximos a la iniciativa ministerial, han ratificado esa proximidad al crear la Confederación de Empresas de la Moda de España, a la cual se ha incorporado Asefma (la patronal de la Marroquinería, procedente del antiguo Sindicato de la Piel), con lo que el concepto moda predomina sobre el concepto textil desbordando claramente la noción fundacional del CIE.
Todo hace suponer, pues, que el año 2014 va a ser, quizá ya desde su principio, un año refundador y, por ello, innovador. O, en el más suave de los casos, un año de reposicionamiento.
Los artífices de este «tête-à-tête» serán, pues: por el statu quo vigente, Alejandro Laquidain, presidente del CIE, y Manuel Díaz, de Texfor; y por la emergente Moda de España, Ángel Asensio, presidente de la Confederación recién constituida bajo esa advocación y de la pre-existente Fedecón (federación confeccionista del CIE, del que asimismo fue presidente con anterioridad).
[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 208 — septiembre 2013 ].