Si «retailers» y marcas europeas no aceptan compensar a los productores el sobrecoste de la sostenibilidad, quizá pierdan proveedores.
Aycem Textiles no trabaja con Inditex. Pero su fundador, Cem Altan, en su actual condición de presidente de la Federación Internacional del Vestir (IAF), se entrevistó recientemente con directivos del grupo gallego. La entrevista resultó franca y cordial. Pero lo que Cem Altan sacó de ella fue la conciencia de que Inditex va a exigir a sus proveedores garantías de ecodiseño, trazabilidad y todo tipo de garantías de circularidad, naturalmente en consonancia con lo que la legislación europea va a imponer a corto plazo. También salió del encuentro con la certeza de que el grupo no está dispuesto a aceptar sobreprecios de manufactura por ello.
La pregunta del presidente de la IAF es «¿quién va a pagar todo eso?». Los márgenes en la industria manufacturera confeccionista, afirma, son cada vez más cortos. En esas condiciones entiende que buena parte de la industria proveedora no estará interesada en trabajar con Inditex ni con otros clientes que hagan planteamientos similares.
Como ya hemos dicho, su empresa en concreto no lo hace (no fabrica para Inditex), así que en ese sentido le es indiferente. Le preguntamos si cree que sus clientes de la distribución británica de moda (ahora ya fuera de la Unión Europea) no van a plantear las mismas exigencias. No lo sabe.
Le preguntamos también si, en caso de que el mayor mercado de Turquía (que es precisamente el europeo) sea muy exigente con la circularidad y el ecodiseño, su industria ¿se adaptará, o reorientará sus esfuerzos hacia los mercados ruso, asiático y americano, menos exigentes en la materia? No sabe/no contesta.
El verdadero desafío estriba en lograr que el esfuerzo de adaptación a un modelo tan sostenible no produzca una penalización en la relación entre precios de aprovisionamiento y costes de producción. De manera que todo está por ver.
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