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Es reconocida por ser la primera marca en dar forma, estética y atractivo a estas figuras.

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La firma italiana de maniquíes de alta gama Bonaveri ha comprado la británica Rootstein, reconocida por ser la primera marca en dar forma, estética y atractivo a los maniquíes y por definir las necesidades de la industria de la moda desde los años 50 del siglo pasado. El próximo febrero en Düsseldorf (Alemania), con motivo de la feria de equipamientos para comercio Euroshop, se lanzará la primera colección de Rootstein reimaginada por Bonaveri, una línea realista y contemporánea que complementará las colecciones más icónicas.

Rootstein, fundada en Londres en 1956 por Adel Rootstein, se reveló como una empresa capaz de capturar y representar el «zeitgeist», el espíritu del tiempo. Las primeras creaciones abarcaban el dinamismo y energía que revolucionaron Londres y la industria mundial de la moda en los 50 y 60, a medida que Inglaterra encarnaba la nueva cultura y acunaba el pilar creativo de un sistema de moda que prendió la llama de la omnipresente revolución social.

Por primera vez, la inspiración para maniquíes vino directamente de las calles y de las «it girls», mujeres que, con su estilo innato, fueron capaces de anticipar y establecer tendencias lejos de lo convencional, tal como reza la nota ahora difundida, aunque muchos de los nombres mencionados no eran chicas de la calle sino pesonajes ya famosos: Imogen Woodford, Jill Kennington, Pattie Boyd, la cantante Sandie Shaw, Luna Donyale (la primera chica afroamericana de portada) y Twiggy fueron algunas de las primeras musas de Rootstein. Sus figuras, semblantes y poses, habilidosamente moldeadas por el escultor John Taylor, sustituyeron a los maniquíes impersonales distantes de los nuevos ideales de belleza entonces en boga en la ciudad cosmopolita de Londres.

Las colecciones de Rootstein son las más realistas que se han concebido, pues replican con fidelidad las características de la modelo como si el escultor hubiese escaneado los cuerpos a la perfección. En el verdadero estilo de Rootstein, los rostros y el maquillaje demuestran ser tan importantes como el propio cuerpo.

Uno de los que rompieron los moldes fue el maniquí Twiggy: con una altura de 1,60 m, talla 38 y pose inusual, era una reproducción perfecta de la modelo que personificó los valores de la nueva generación. Con su físico delgado, grandes ojos y peinado «de niño», Twiggy se convirtió en un símbolo del cambio social y de la revolución en la moda, al tiempo que representaba el rechazo a la conformidad y la ruptura con el pasado mediante el símbolo de la moda que más define: la minifalda de Mary Quant.

Bonaveri, fundada hace más de medio siglo en Renazzo di Cento, en Ferrara (Italia), está hoy dirigida por Andrea y Guido Bonaveri. Cuenta con un largo recorrido y años de experiencia en adquisiciones similares: en 2001 compró la icónica marca suiza de maniquíes Schlaeppi, que, bajo el equipo de gestión experto de Bonaveri, experimentó un resurgimiento sin precedentes y se convirtió en referencia del maniquí estilizado.

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Adel Rootstein, Fundador de Rootstein Mannequins.

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La célebre Twiggy (años 60), y el maniquí inspirado en ella.
© TEXTIL EXPRES

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