La empresa traza un plan con horizonte 2027, que incluye un recorte de plantilla.
Hay quien, sin proponérselo, acierta en el mejor momento para desprenderse del negocio de su vida. Cualquiera podría aventurar que Alberto Palatchi lo vio venir: «deja el barco cuando todavía navega viento en popa y mar bonanza», pudo quizá comentar alguien entonces. Y tal vez hubiera algo de eso. Pero lo que de verdad había era un quiebro de trayectoria en la ruta personal del artífice de Pronovias.
Una boda de una hija, con un yerno al principio no bien valorado por el futuro suegro (tenía fama de «playboy» de negocios, aunque lo cierto es que sentó la cabeza). Una falta de relevo generacional en el negocio. Un divorcio personal. Una vida por rehacer en nuevas coordenadas.
Vender Pronovias al fondo BC Partners por 550 millones de euros fue una jugada perfecta. Una solución acertada.
Eso ocurrió en 2017.
Quienes analizan estas cosas creen que lo que ahora llamamos «momentum», y que tiene relación con la inercia, estaba agotándose. Pero es que tres años después llegó la Covid-19, que nadie pudo prever, y la celebración de bodas se fue al garete durante un par de años.
El mercado se recuperó posteriormente, pero el sector ya no es el mismo.
Pronovias ha anunciado un ERE por el que despedirá a la cuarta parte de sus efectivos en la sede de El Prat de Llobregat.
¿Será suficiente para devolver a la compañía a los números negros? La medida va acompañada de un plan.
Casi tres años después del comienzo de la crisis de la Covid-19, en diciembre de 2022 Pronovias volvió a cambiar de dueño. Mediante conversión de deuda en capital, un consorcio tomó la propiedad de la compañía. Las «cabezas visible» eran (son) dos entidades: los fondos Bain y MV Credit. Nueve meses después este nuevo dueño colectivo relevó a la consejera delegada, Amandine Ohayon, que había pilotado la transición desde marzo de 2018. Poco después ella encontró acomodo en Stella McCartney, firma que dirige desde el pasado diciembre.
El nuevo consejero delegado es Marc Calabia, con experiencia previa en Tendam cono director de la marca Springfield, en Desigual en el área de producto, en Levi Strauss en el área comercial para el Sur de Europa (y dos años y medio como D.G. para Iberia), en Body Shoy (director general) e Inditex (director comercial de Zara Hombre). El perfil, por tanto, es diferente: no viene del mundo del lujo de ni de la cosmética (Amandine Ohayon trabajó en l'Oréal). Su misión principal en Pronovias era enderezar la cuenta de resultados.
En 2022, y a causa de deterioros de activos, Pronovias perdió 326 millones de euros. En 2023, año en que su facturación ha descendido en un 8,9% (siendo de 136 millones de euros), la pérdida ha sido menor, contenida en 98 millones.
La empresa considera 2024 como año de transición, aunque ya se comenzará a trabajar en la línea de un plan estratégico que, diseñado para el trienio 2025-2027, contempla:
- Crecer en los EEUU, un mercado que califica como prioritario y donde pretende duplicar cuota.
- Redefinir la cartera de productos, que se pretende optimizar, al tiempo que diferenciar.
- Cambiar la estrategia de distribución. Este es quizá uno de los aspectos más novedosos, por cuanto la política de distribución de Pronovias fue en su día innovadora y contribuyó a crear un modelo de éxito... pero los tiempos han cambiado.
Como factor positivo, el endeudamiento se redujo en el primer año de los nuevos propietarios, precisamente por la conversión de deuda en capital (antes mencionada), bajando de 277 a 131 millones de euros (a los cierres respectivos de 2022 y 2023).
El plan de despidos ahora anunciado afectará a 85 de los 332 empleados de las instalaciones centrales, en la sede de El Prat de Llobregat, Barcelona. El sindicato CCOO ya ha expresado su rechazo frontal al mismo.
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